"Lo que más me gusta de vos es algo que no habrá tiempo capaz de quitártelo."
- Mario Benedetti
El simulacro de amarte eternamente mientras dura la décima parte del día lleno de tu sonrisa y el mordisco que me quedó en el cuello la última vez que te despediste. Observarte profundamente y acariciarte la cara como el tesoro hundido nunca antes buscado y sin embargo brillando violentamente al calentarme el corazón. Jurarte con la piel y las entrañas mi adoración por siempre, siempre siendo hoy, como reza el paisano, el poeta, el narrador de los instintos atándome a tu piel. La imaginación fugaz de infinitas caminatas por el mundo escuchando sólo la sinfonía de tus palabras detrás de mi pelo, llamándome Mi Amor. Cerrar los ojos ingenuamente para conservar el perfume enervante de este violento gozo que sabe tu sola existencia en esta única vida donde te tengo. La apariencia maldita de haberte encontrado para nunca más perderte en este mismo instante cuando ya te has ido y vuelves sólo en humo, el humo del deseo, el humo del fervor.
(Publicado originalmente en El Faro en las Calles)
Por Jimena COLUNGA GASCÓN
jimena.colunga.gascon@gmail.com
“Yo también
luché contra cobardes
y la única
defensa contra los cobardes
es el
éxito.”
- Fernando Luján
como el Octogenario
“El Sistema”: ese monstruo enormemente invisible
atormentando nuestros sueños y nuestras vidas. Se tiene la impresión general de
que es necesario “luchar contra el sistema”, aunque no entendamos muy bien qué
es ni por dónde ni cómo. Dentro de la obviedad implícita en el sórdido proceso
electoral mexicano para este año, habemos quienes preferimos observar y
discutir en corto antes de debatir públicamente el tema por considerarlo un
desperdicio de bilis, especialmente, cuando la política, la religión y el
fútbol parecen temas tan ríspidos e incendiarios para muchos. Este, el del
2018, ha sido un proceso particularmente rabioso y, aunque con justa razón,
logra revelar las peores caras de los individuos porque, claro, es un tema de interés
para todos.
Frank Zappa dijo que “La política es el
departamento “Espectáculos” de la industria”, y en este contexto de la
tragicomedia mexicana, como en el cine (sí, también), se hace política, nos
invitaron a ver el estreno de “Manual de Principiantes para ser Presidente”,
segundo largometraje del director mexicano con ascendencia multicultural, Salim
Nayar.
Básicamente trata de un candidato independiente,
joven, carismático y bienintencionado (como los “nuevos políticos”) que junto
con su familia persigue la presidencia de la república hasta conseguirla.
Antes, durante y después del proceso, intentará luchar contra todas las fuerzas
obscuras de ese Sistema, rifándosela como auténtico héroe de historieta
mexicana hasta conseguir sus más puros objetivos de bienestar común.
Inverosímil, ¿cierto?
(Aparecen de Izquierda a Derecha: Manuel Grañén-Porrúa, Lucero Solórzano (periodista), Salim Nayar (director), Pascal Beltrán del Río (periodista) )
Ya lo aseguran muchos grandes, medianos y pequeños
directores: hacer cine en México es una proeza y cualquiera con el valor y la
firmeza suficientes para levantar una película merece un aplauso de pie. Sin
embargo, a veces no alcanza.
El guión no decide si se va a hablar de la campaña
o de la presidencia. Durante la campaña, el candidato, gobernador de Sonora, abandona
su tenebroso partido para lanzarse independientemente a la presidencia. Con el
apoyo de su esposa y su mejor amigo de la vida, marchan hacia rumbos políticos
inciertos. Convencen a un sabio mega empresario para financiar su campaña y
contratan a una española (bien buena), asesora de marketing político quien le
dará un alcance mediático suficiente para ganar. Una vez en la silla, las
complicaciones lógicas para una familia presidencial comienzan a representar un
problema para su hija adoptiva, quien se queda sin suficientes amigos en
Facebook, y su esposa, la que al final, se pone los pantalones para resolver, a
la par de interactuar con los medios de comunicación (todos marionetas), y la
(sí) Mafia del Poder.
La parte más interesante de la película llega a
partir de un enfrentamiento entre el joven presidente y otro obscuro
empresario, maravillosamente representado por Patricio Castillo, que desemboca
en un atentado bien manejado en la película. Antes de eso, no se sabe con
claridad si se trata de una comedia o de una telenovela de Argos o de alguna
serie para Blim.
Cinematográficamente hablando, los diez mejores
minutos de la película son precisamente los de las secuencias de “acción” que
logran desprenderse del maniqueísmo y la teatralidad previas. La fotografía se
presenta con cierto academicismo y se inclina hacia la publicidad, hagan de
cuenta, como si fuera un comercial de Knorr o de Maizena, como si fuera un
volante laminado de campaña en movimiento. Por alguna razón, el cine mexicano
en general adolece de sonido deficiente y esta no es la excepción, y es una
pena cuando un plano secuencia bien hecho no puede percibirse a cabalidad por
este obstáculo de percepción. No hay mucho para decir sobre la música, que,
aunque cumplidora, no alcanza a distinguirse como elemento narrativo.
(Aparecen de Izquierda a Derecha: Salim Nayar (Director), Alejandra Ambrosi y Fernando Luján)
Nada tiene que ver con la buena intención de la
historia en donde el desenlace habla de una propuesta positiva sobre el actuar
de los nuevos políticos, pero la visión de la historia parece estar limitada a
la de un contexto juvenil, ingenuo y hasta yuppie, en la que la exacerbación de
las Redes Sociales son LA alternativa para enderezar todo lo torcido. Es
difícil hablar de una problemática compleja que afecta a millones de mexicanos
desde una posición privilegiada que representa una minoría en la realidad de
este país, y el resultado, es una noveleta buena onda que nos deja a todos
confundidos.
Por otro lado, es necesario hacer énfasis en los
altísimos valores de producción de la película: un presupuesto de alrededor de
dos millones de dólares completamente independiente (ni rastro de
patrocinadores y mucho menos de fondos públicos), un despliegue de recursos muy
respetable en locaciones de alto impacto en la Ciudad de México, CGI bien
logrado en varias secuencias de la película, un casting que reúne varios
actores “Triple A” de México (incluidos Mónica Dionne y Marco Treviño, por
ejemplo) que además cuenta con la participación de actores españoles como Unax
Ugalde y Amaia Salamanca. No sólo en las partes visibles de la película sino en
las de producción, reúne valiosísimos elementos mexicanos como Alfredo “El
Tigre” Mora en Diseño de Imagen, Mercedes Gironella en el Casting y nada más
que Fernando “Boogie” Uriegas en la Gerencia de Producción.
Para más ejemplos al respecto, el guión de la
película fue publicado en un libro por Grañén-Porrúa y la presentación fue
avalada por importantes periodistas mexicanos del mundo de la cinematografía
como Lucero Solórzano y Pascal Beltrán del Río.
(Aparecen de Izquierda a Derecha: Esteban de Llaca (Director de Fotografía), Manuel Grañén-Porrúa, Lucero Solórzano (periodista), Salim Nayar (Director), Alejandra Ambrosi, Fernando Luján y Pascal Beltrán del Río (periodista).)
Aunque Unax Ugalde como actor tiene toda mi
simpatía, me escuece un poco verlo haciendo mexicanadas y españoladas,
indefinidamente acentuadas, sin ton ni son, como el candidato protagonista de
la historia, especialmente cuando se le ve investido con la banda presidencial
y al frente del Congreso de la Unión. La participación de Amaia Salamanca como
la asesora ibérica del candidato, comienza promisoriamente para venirse a menos
con un “saca la nalguita” desafortunadamente gratuito. Alejandra Ambrosi, la
esposa, va creciendo al ritmo de la película, peca de teatralidad aquí y allá,
pero presenta un personaje sólido. Arantza Ruiz como la hija de la familia, en
su primera película formal, es uno de los más creíbles personajes y nada que
decir de los mayores, Fernando Luján y Patricio Castillo, cuyo trabajo ya es
simplemente impecable. Definitivamente, el talento de Sfera Films, está en la
gestión de recursos de todo tipo y hay que reconocerlo.
Mientras en el extranjero la película se hizo
acreedora a varios títulos de los Premios Latino, en México no logró ser
exhibida por ninguna de las bien conocidas cadenas comerciales y ha optado por
una distribución digital en la que uno podrá rentarla directamente en su página
de Internet. “Es la película que el Sistema no quiere que vean”, argumenta el
Director, sin embargo, no sé si sea eso o la cinta misma.
El cine es un espectáculo, así como “El Circo de
la Política”, pero hay varios niveles “desbloqueables” en esta “Lucha contra el
Sistema”. Las artes cumplen muchas funciones sociales y no es obligatorio
hablar exclusivamente de los aspectos más obscuros y rudos de la realidad, sin
embargo, si así se decide, las buenas intenciones son sólo el inicio. Así como
en un proceso electoral que nos concierne a todos, se habrá de decidir si le
entramos o no le entramos a los trancazos, pero permanecer, cómodamente, en la
superficie, no ayuda ni al cine ni a usted ni a nadie.